#Ysi nos apetece darnos un capricho?

Los aquí presentes conocemos de sobra el fantástico sentimiento de cuando nos damos una merecida recompensa: ya sea en forma de baño de burbujas tras un largo día de trabajo, una prenda de ropa que llevamos tiempo ojeando en un escaparate, o nuestro Kaiku Caffè Latte favorito en un momento del día que lo pide a gritos. Los caprichos: ese grandísimo premio que a todos nos encanta darnos a diario. Lorea y Unai se encapricharon de la propia idea de poder ofrecer a los demás los caprichos que se merecen: así nació Los Caprichos de Camille, una tienda en pleno centro de Bilbao que no sólo es un regalo para la vista, sino que acumula piezas únicas que se convierten en toda una recompensa para quien pisa la tienda.

Lorea (que no Camille, como muchos piensan inicialmente) desarrolló su pasión por la moda y la decoración de estilo escandinavo y francés (adelantándose a las tendencias) leyendo y formándose, hasta crear en su cabeza el concepto ideal para la tienda que le faltaba a Bilbao. ¿Moraleja? Una época de crisis o el temor a que salgan mal las cosas no pueden actuar como freno para llevar a cabo proyectos que nos apasionen. Lorea y Unai tenían claro que se trataba de un capricho que tenía que salir bien sí o sí, porque de todo se aprende… y, afortunadamente, Los Caprichos de Camille fueron felices, comieron perdices y llegaron a buen puerto.

Los Caprichos de Camille tiene como lema “una tienda con encanto que te encantará”. Y es un lema que se cumple sin falta en todos los clientes que curiosean la tienda desde fuera y cruzan sus puertas, y Lorea y Unai lo saben bien: quien entra a ver Los Caprichos de Camille, ¡siempre vuelve! El motivo: piezas cuidadosamente escogidas, la mayoría de ellas cosas únicas que no suelen repetir, en un ambiente de lo más acogedor. Los Caprichos de Camille se convierte en el hogar de marcas europeas que no se venden en más lugares de Bilbao: en la tienda tienen cuidado para hacer una selección de prendas y elementos de decoración y del hogar que merecen ser conocidos por el público de Bilbao. El ambiente dulce y delicado de la tienda hace el resto para terminar de conquistar a los clientes: la luz, la decoración, y el cuidado del más mínimo detalle son la prueba definitiva de que se puede tener un gusto 100% exquisito decorando.

En resumen: una tienda en la que el objetivo es que el cliente se sienta especial, porque todos nos sentimos especiales cuando sabemos que nos merecemos un premio, por pequeño que sea. Y ésa es la magia que han ideado Lorea y Unai: igual que todos necesitamos el sentimiento de recompensa de un café en el momento adecuado, nos merecemos tener acceso a una infinidad de caprichos. Y si son tan bonitos como los de Camille… ¡mejor que mejor!