#Ysi prestamos atención a las cosas de siempre?

Hay cosas en las que no se fija nadie; y deberíamos. Las cosas de siempre, las que están ahí, las que están tan arraigadas que ya ni nos damos cuenta. Afortunadamente, aún queda gente con mucho ingenio y mucho ojo para detectar estas cosas abandonadas sin justificación: Patricia y Miguel, y su propósito de unificar bajo su proyecto Chichinabo todas aquellas temáticas typical Spanish a las que se menosprecia por rancias o excesivamente cotidianas. Pero… ¿qué sería de nosotros sin los bares de viejos? ¿Sin los cruceros guiris por el Mediterráneo? Tenemos la suerte de que Chichinabo no se olvida de ellos, y los plasma en colecciones de productos protagonizadas por el humor y la buena ilustración.

Ideas cotidianas plasmadas en objetos cotidianos: vajillas, manteles y bolsas para el pan (entre otros) se convierten en lienzos con el objetivo de darle un twist cool a los temas despreciados hasta ahora por castizos, y aún más ante el auge foodie de los últimos años. En 2011 vio la luz Chichinabo, comenzando como regalos originales para boda (¿quién no necesita una vajilla? Todos comemos, pero es una ocasión idónea para hacerlo con estilo… ¡y con humor!), colecciones temáticas y vajillas por encargo. ¿Lo más importante? Reunirse cara a cara y empaparse de la personalidad del futuro dueño de la vajilla. El cliente habla, y las mentes creativas de Patricia y Miguel se ponen a trabajar para plasmar las ideas en bosquejos y fotomontajes. De ahí pasan a calcas cerámicas digitales o dibujos manuales que posteriormente se hornean. Y voilà!, una colección única y personalizada a mano de Chichinabo, y una prueba más de que el sueño de Patricia y Miguel de resucitar los temas injustamente olvidados es más realidad que nunca.

Patricia, con experiencia en Publicidad, Relaciones Públicas, decoración y diseño de moda; Miguel, con años de diseño gráfico e ilustración a cuestas: un perfecto tándem para llevar a cabo un proyecto que demuestra que las cosas más mundanas pueden convertirse en objetos de coleccionista. Ambos, además, con un talento y una chispa capaces de transformar una máquina tragaperras y un grifo de cerveza en una pieza de cerámica tan divertida como delicada. No hay concepto que se les escape: porque en el fondo, todo cabe en la amplia bolsa de las cosas de chichinabo.

Comiendo así, se come mejor. Porque tan importante como lo que se come es cómo se come. Y es imposible comer en una vajilla hecha por el equipo de Chichinabo y que nuestra boca no tenga mientras tanto forma de sonrisa. ¿Es posible combinar bocadillos de calamares y el refranero español en un mismo cuenco? Sí: se puede, y no es de lo más bizarro que han recibido por encargo Patricia y Miguel. Pero mejor os dejamos con las imágenes, que además de valer mil palabras, en este caso enamoran por sí solas.