#Ysi hacemos nuestro propio museo?

¿No sería bonito? Lo bueno de tener un museo propio es que se pueden elegir los contenidos, nuestra propia definición de arte, los objetos que creemos que son dignos de ser expuestos y compartidos. Si con eso no disfrutamos, ¿con qué lo haremos? Porque los afortunados que tienen la suerte de tener su propio museo disfrutan con ello, y mucho: la prueba son Ruth y Maite, al frente de La Fiambrera.

La Fiambrera no es un museo al uso: es un multiespacio que combina una galería de arte, un café, una librería especializada en diseño y cultura, e incluso un enorme speakeasy. Mantiene el nombre del comercio que antes estaba en el mismo número de la calle Pez; y le va como anillo al dedo a este nuevo concepto de museo a pie de calle, en el que la gente pueda entrar a preguntar, curiosear y disfrutar del arte y la cultura: porque una fiambrera contiene todo lo que a uno le gusta, y Maite y Ruth han hecho su misión el sólo hacerse cargo de objetos y proyectos que les gusten, que sean sorprendentes, y que respeten las líneas del arte y el diseño.

Ambas saben infinitamente de arte, con larga experiencia como museógrafas. Ambas se conocieron en un estudio de arquitectura, donde ya trabajaron en equipo con exposiciones para museos, y donde empezaron a sospechar que podían llegar más allá en su amor por la cultura. Probaron rumbos diferentes hasta que se volvieron a juntar, convencidas ya del proyecto que tenían que poner en marcha. Así han llegado, hace bien poco, a La Fiambrera: su pequeño museo en el que cabe todo lo que les gusta.

¿Y si nos atreviéramos más a pensar en grande? Quizás llegáramos a la conclusión de que nosotros también podemos tener nuestro propio museo, y hacer nuestro pequeño gran espacio a base de cosas bonitas, que merezcan la pena, y que nos sirvan para seguir aprendiendo… ¡y para tomar algo mientras tanto! Bravo, Ruth y Maite, por hacer realidad La Fiambrera.