30.04.15 / MODA
En el año 2003, los tres hermanos aterrizan en el barrio de Conde Duque con un proyecto entre manos que poco tenía que ver con sus campos de trabajo: arqueología, publicidad y traducción. Pero Polar sí que tenía que ver con una pasión que habían compartido siempre: la moda; y con un hueco que detectaban y que esperaban llenar entre los tres: el de esas tiendas en las que los clientes se sientan bien recibidos, en las que se charle con ellos como si fueran amigos, y en las que puedan encontrar opciones de todo tipo para inventarse a través de la moda. Así, Polar aparece como una tienda en la que los clientes reciben el trato de la antigua sastrería, pero el aire del presente; y se convierten, como dice Felipe, en “colegas”.
¿Qué encontramos entre los estantes de Polar? Lo primero, el propio estante: la decoración de madera de la tienda no deja indiferente a nadie. Sobre él, moda europea con tres características: actualidad, versatilidad y accesibilidad conforman una colección que rebosa la elegancia confortable que buscan, desde el principio, Carmen, Mai y Felipe. Porque así pueden continuar cumpliendo con su objetivo: inventar una cosa diferente cada día para que Polar siga creciendo. En palabras de Felipe: “un día son tazas de camping con la nueva imagen de la tienda, otro unos muebles nuevos, otro un diseño propio en cuero, o encontrando una marca de juguetes que no sabemos si se venderán o no, pero que nos parecen la bomba. Disfrutamos construyendo un Polar diferente cada día”.
Tanto la moda como los clientes evolucionan, y eso en Polar lo saben muy bien, y se adelantan a ellos para ofrecer nuevos objetos, estilos, e inspiraciones para (re)inventarse. ¿Os animáis a probarlo? Las tardes de café y compras nunca defraudan.