30.09.15 / GASTRONOMÍA
Un rincón especial
A los consumidores se les ve en la cara nada más cruzar la puerta de cristal del local: es un sitio completamente diferente, y que no podemos dejar de explorar centímetro a centímetro. Sugar Factory parece un pedacito del palacio de Versalles en su época de mayor esplendor – pero no es así: sí viene de muy lejos, pero de Venezuela. Al establecimiento de Sugar Factory en Madrid preceden dos locales en Maracaibo, especializados en cupcakes y tartas.
Fue Quique quien, habiendo crecido entre cupcakes, hizo que el negocio familiar cruzara el charco para asentarse en Madrid. Quique tiene dos talentos igualmente envidiables: muchísima visión para los negocios, y la capacidad de ser el perfecto manitas. ¿Y a qué es igual la suma de esas dos características con el talento de un abogado y un experto en sonido de cine? Sorprendentemente, es igual al cupcake perfecto en el entorno perfecto. Quique se asoció con Marcy y su marido para convertir el proyecto de Sugar Factory en una realidad madrileña, y la suma de talentos se ha hecho patente en la calle Argensola: cada pieza y cada rincón han sido hechos a mano por ellos mismos, con las influencias de los locales venezolanos pero con un único giro rococó.
A quienes conozcan la tienda, seguramente se les habrá escapado una exclamación de sorpresa: entre tres personas han conseguido crear un verdadero museo. Aún más teniendo en cuenta que el local data de 1847 y es patrimonio de la ciudad en grado 1: nada se puede tocar, todo se tiene que restaurar. Sucede lo mismo con el precioso local que con los cupcakes: con una buena base y una decoración exquisita, en Sugar Factory son capaces de causar sensación.
#Cupcakes y más
La receta de los cupcakes es casera, de la madre de Quique, manteniendo así el carácter familiar de Sugar Factory. Desde su apertura el 29 de julio, hace justo dos meses, en Sugar Factory experimentan con entre 13 y 15 sabores diarios diferentes: más de 150 sabores para elegir para los más entusiastas del universo cupcake. Además, para adaptarse a los gustos madrileños, en Sugar Factory han estrenado además un menú más local: bollería, bombones con y sin azúcar, y cajas de cupcakes y chocolates para regalar.
Los fans de la antigua pastelería Niza (antigua ocupante del local) no deben llorar la pérdida, sino abrazar la novedad: la receta de cupcakes de Sugar Factory roza la perfección. ¿Hacemos plan de merienda?