#Ysi decides crear la tienda de tus sueños?

Marian no lo dudó: su respuesta a ¿y si cambio mi vida? fue un rotundo sí. El resultado: Anatomía, con una filosofía que sus creadoras plantean como algo tan simple y necesario como pasar ratos tranquilos y divertidos viendo cosas bonitas y asequibles. Una moda diferente y concienciada, que nace del deseo de Marian de vivir haciendo algo creativo y que le haga sonreír, además de contagiar esa sonrisa a los demás. ¿No os pasa que a veces una canción os alegra el día? Algunos lugares también son capaces de hacerlo y, en concreto, Anatomía lo consigue con sus colores suaves y su espíritu abierto y optimista.

Marian estudió diseño y siempre trabajó en moda, como directora comercial para distintas marcas de gran prestigio internacional, e incluso llegando a pensar que ésa era su verdadera vocación. Un cáncer fue lo que le impulsó a mirar hacia atrás y replantearse su vida: a veces, reflexionar sobre cosas tan básicas y esenciales como qué nos hace realmente felices, da lugar a proyectos tan rebosantes de alegría y color como Anatomía. El sueño de Marian y el entusiasmo de Letty: la mejor amiga de Marian supo detectar, desde siempre, el potencial de diseñadora que había (y hay, y habrá) detrás de la ejecutiva de moda. Ambas formaron un inseparable tándem que no se encogió ante la crisis y supo crear, en pleno centro de Madrid, dos oasis del “bonitismo” más puro.

En el momento de arriesgar, Marian tuvo claro que era el momento de hacer las cosas a su manera: acabar con la tiranía de las tallas y temporadas, para poder sorprendernos semana a semana con prendas nuevas y detalles inéditos. Y es que Anatomía no es un negocio, sino un proyecto de vida en el que Marian y Letty vuelcan todas sus ganas. Y se nota: decoración extremadamente cuidada y personalizada, aprovechando objetos que les evocan recuerdos felices, y que siempre tengan una historia detrás. ¡No todas las tiendas tienen un árbol de pita traído en la baca del coche durante 800km! La música está escogida canción a canción, el ambientador sugiere olor a pastelería (¿y quién no sucumbe ante eso?), los espejos lanzan mensajes de inspiración y de las bolsas cuelgan teteras de la suerte hechas a mano.

¿Y si la felicidad estaba al otro lado del salto que llevó a la creación de Anatomía? De nuevo, un rotundo sí. ¿Os animáis?