13.11.14 / MODA
Y a compartirlas, María acaba de empezar. No sólo lanzando su propia firma de joyas bajo el nombre María Beltrán, sino abriendo un espacio en el que, pese al reducido tamaño, cabe “todo lo bonito”. Una experta en joyería, por genética y por trabajo propio: los padres de María trabajaban en el campo de la joyería, y ella misma se dedicó durante mucho tiempo a comunicación para firmas de joyas, hasta que llegó el momento de lanzarse por su cuenta. ¿Y cómo lo hizo? Con perseverancia e insistencia por sacar su #jápines de la red, María consiguió un local de envidia, que ha hecho suyo manteniendo la misma delicadeza y luminosidad que se percibe en su diseño de joyas.
Desde la calle, llama la atención: un local pequeño, con mucho encanto y que, no sólo mira hacia la calle, sino que se deja mirar. Prueba de ello son los turistas, que en más de una ocasión han parado frente a la tienda para hacer fotos a la mesa de trabajo de María, situada sobre una escalera. Y es que en la tienda, todo es digno de fotografiar una y mil veces: no sólo las joyas, de líneas sencillas y originales, sino el resto de productos que María selecciona para llenar Jápines de cosas muy, muy bonitas. Infinita luz, plantas y (¡siempre!) flores frescas comparten protagonismo con marcas españolas y europeas que también llevan el bonitismo por bandera: entre otros, tiaras de flores que dan ganas de ponerse hasta para dormir, clutches con mensajes originales procedentes de Bélgica, o especiales packs de cosmética siciliana, dignos de museo.
Piezas preciosas que sirven como símbolos de un concepto. La ilusión de lanzarse a una nueva aventura, el amor por los detalles, la emoción de compartir lo que nos gusta: la felicidad, happiness, jápines, o como queramos llamarla, está siempre hecha a base de cosas bonitas. Un proyecto que lo es metafórica y físicamente, porque María ha trabajado cada uno de los centímetros de su tienda, y de su Jápines. ¡Enhorabuena!