30.06.15 / GASTRONOMÍA
Nacho y David trabajaban juntos: uno, en una agencia de publicidad; otro, como su cliente. Del trabajo conjunto surgió una buena amistad, y las ganas de lanzar un proyecto propio. Nacho lo tuvo claro: una cadena de supermercados ecológicos. Cuando decidió atreverse e ir a por ello, David no se lo pensó mucho; y entre ambos sacaron adelante un sueño cumplido. Poder comprar alimentos ecológicos venciendo los principales obstáculos que suelen caracterizar a los comercios de este tipo: el precio, la preconcepción “vegetarians only”, y la estética. Con su trabajo para Mamá Campo, Nacho y David han demostrado que los obstáculos no sólo no son tales, sino que se pueden convertir en verdaderas fortalezas: su proyecto es una delicia tanto en ingredientes, como en variedad, como en diseño. El aprendizaje viene con el trabajo, y con los viajes por el mundo para inspirarse y lograr el supermercado eco en el que a ellos mismos les entusiasmaría comprar.
En enero de 2014 vio la luz un supermercado eco que, como dicen en las guías Michelín, por sí solo “justifica el viaje”. Verdura, pan casero, fruta, todo tipo de ingredientes ecológicos (incluida una pequeña selección de cosmética) y platos de comida casera: con una decoración impecable, precios asequibles y con unas enormes ganas de atender, aconsejar y charlar en cada rincón de Mamá Campo. Porque no sólo es un destino en el que comprar, sino en el que disfrutar de los alimentos y de la vida, y por eso les encanta hablar y contar historias. David y Nacho admiten que su trabajo en Mamá Campo les ayuda a estar más en contacto con la vida real, y les sirve de inspiración al establecer trato directo con el proveedor y aprender de cosas tan útiles como curiosas. Pero la cosa no se queda ahí: su restaurante Mamá Campo, a la par que un éxito, es todo un destino para los amantes del diseño. Su rincón en Chamberí ha sido nominado a los Restaurant & Bar Design Awards 2014/2015.