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05.02.15 / GASTRONOMÍA
José Miguel tiene muy claro el origen de El Buchi: porque trabajar en una gran empresa de telecomunicaciones no le hacía feliz. Damos fe de que El Buchi sí lo hace: no abandona una sonrisa de oreja a oreja en ningún momento y ríe y charla con cada cliente. ¿Y qué ha cambiado? El giro del que hablábamos: entre un escenario y otro, José Miguel y Patricia se han lanzado a la aventura de regalarle a Malasaña un espacio que le faltaba, una tienda delicatessen para todos los públicos y bolsillos que, cómo no, ofrece su versión personal del encanto y la personalidad del barrio.
En este ultramarinos reinventado recuperan el concepto de tienda de alimentación personal y antigua, y llevan la atención personalizada a un nuevo nivel, en el que hacer la compra se convierte en una experiencia de tomar café o un vino entre amigos. Un espacio gourmet tan versátil que podemos desde hacer la compra diario hasta darnos caprichos ocasionales en forma de productos de elaboración artesanal (la gran mayoría de procedencia nacional), con su cecina como ingrediente estrella. Además, para reforzar ese sentimiento “entre amigos” y bajo la premisa de que la felicidad se descubre probando cosas nuevas, organizan talleres y catas para exprimir al máximo el potencial de su oferta delicatessen y para compartir el gusto por la gastronomía.
¡Qué bien se está cuando se está bien! Y, como aquí, en ningún sitio. ¿Brindamos?
MARIA LUISA GREGORI CASES
11.02.2015
Me encanta lo de brindar por la felicidad, y yo que no puedo bridar con alcohol por la medicación que tomo, alzare mi vasito de caffe latte y brindare por esa cosa tan bonita, que es la FELICIDAD