#Ysi nos convertimos en viajeros inteligentes?  

Existe en inglés una palabra que debería ser nombrada una de las más bonitas del diccionario: Wanderlust. El diccionario lo traduce como “espíritu viajero”, pero hay algo en la palabra en inglés más profundo, más mágico, y que cualquiera que sienta dentro el Wanderlust sabe explicar más con imágenes y sensaciones que con palabras. También lo sabe localizar en determinados lugares del planeta que capturan a la perfección ese amor por viajar: sin irnos más lejos, existe en Madrid un sitio capaz de personificar el concepto. The Hat, un híbrido entre hotel y hostal en pleno centro de la capital, y que promete ser capaz de transformar la experiencia de los viajeros en la ciudad.

Alfonso y Nacho son amigos de toda la vida. Hay algo en los proyectos entre amigos que tiene una ternura y un toque especial, ¿verdad? De distintos campos pero con una meta común: Nacho es ingeniero, Alfonso trabajaba en marketing y publicidad. Desde su trabajo en San Francisco, Alfonso observó cómo las cosas en España no iban todo lo bien que podrían; y junto con Nacho, se pusieron la misión de corregirlo y sacar adelante un buen proyecto. ¿Y cuál? Ambos han viajado muchísimo juntos (amigos con suerte), a más de 50 países, y sabían de sobra qué era lo que esperaban de una experiencia de viaje, y cuál es el ingrediente capaz de sacar adelante un proyecto como éste: el amor. Y The Hat rebosa amor por todos sus costados: amor por Madrid (“Madrid se merece más”, afirman Alfonso y Nacho), amor de los inversores (todos ellos madrileños y gente joven), amor por los viajeros que buscan sentirse a gusto y bien atendidos.

Ésta es una distinción importante: The Hat es un hotel para viajeros, no para turistas. Y no cualquier viajero: para viajeros inteligentes. Viajeros que buscan una verdadera experiencia de la ciudad, para los cuales dormir es lo de menos; viajeros que huyen del postureo, que vienen con las maletas llenas de ganas de socializar con un público variado (Estados Unidos, Australia, Corea del Sur…) y de exprimir su estancia con actividades madrileñas auténticas (show cooking de paella, barbacoas, flamenco… porque Madrid y, concretamente, The Hat, lo tienen todo). En The Hat se les recibe con los brazos más que abiertos, y cuidando su estancia hasta el más mínimo detalle: toda la energía se obtiene con biomasa, todos los muebles se seleccionan con cuidado, gusto y el máximo criterio para garantizar que el obtener una experiencia “de aquí” se vea reflejada hasta en los muebles. Y con la satisfacción añadida para los creadores de The Hat de que, cuando la gente vuelve a quedarse en The Hat (porque todos vuelven), lo hace con la convicción de que se trata del mejor hostal de Europa. Porque podemos sacar a los viajeros de The Hat, pero no podemos sacar The Hat de ellos.

No dejéis de pasaros a disfrutar de un plan de “terraceo” que despertaría la envidia del mismísimo verano: sobre todo ahora, que han instalado un magnífico invernadero para disfrutar de la azotea (y sus espectaculares vistas) incluso a bajas temperaturas. Una próxima meta a corto plazo: conseguir que la cúpula de la iglesia que tiene el protagonismo de las vistas desde The Hat se ilumine por la noche para que la terraza sea un auténtico mirador a cualquier hora del día. Ojalá lo consigan. ¡Buena suerte! 🙂